JTContreras Quién sabe si después de estos días encuentre el sendero de regreso a la normalidad de mis tardes y mis noches solares, porque siempre he sabido ir pero nunca he sabido regresar, la hierba crece y debora el camino de mi ser. Cuando salí de casa de la abuela me gritó desde la hamaca: - hasta que me muera vas a volver-. La visité una semana antes de su muerte, unos 38 años después que vió como me perdí en el camino; de hecho volví, entrada por salida, pero nunca fue para quedarme. Caminé tanto por dónde quise y me perdí de todas las formas posibles, pero hoy quisiera volver; fuí a muchos lugares, por muchos senderos caminé hasta hartarme. Hoy tengo frío y extraño mucho a mi abuela, siempre me dijo: -Hay que morirse pero no de ganas, nunca de ganas. Hay seres que nos marcan, nos influyen y sus almas quedan revoloteando en este lado de la realidad. En mis crisis ella es la primera persona que se hace presente; mi abuela comerciante, productora de chicha; mi abuela