El alma está anegada de realidades y sinsabores, dió todos los tributos hasta el último aliento pero igual pereció vacía. ¿Quién le recordará? ¿Acaso los acreedores? ¿Le recordará el olvido o el juez injusto? ¡Oh alma inconstante! Te dejaste embaucar, fuiste seducida por tus propias mentiras. El alma ahora se lamenta cuando ya no hay esperanza, lo vano es vano.
Permanecerán los rincones infinitos guardando secretos eternos.