Los rumores matan
Por JTContreras
En las crisis el rumor y el amarillismo aderezan los comentarios de la poblacion y hacen levantar héroes y ejecutar villanos.
En la dieta diaria de los salvadoreños están presentes las noticias nacionales e internacionales sobre el COVID-19, también los comentarios de las redes sociales, lo que cuentan los allegados y lo que cada uno puede indagar fuera de la comunidad; por su parte el gobierno y sus cadenas nacionales de radio y televisión constantemente comunican datos, avances y, sobre todo, insiste sobre el inminente desastre qué implicaría no atender las recomendaciones de higiene, quedarse en casa y la distancia social.
A inicios de la semana el Gobierno Municipal de San Salvador mandó a cavar 118 fosas comunes previendo el impacto que el Coronavirus habría de causar en el país, ciertamente en la población esto ocasionó un impacto, sobre todo porque se sabe que en Europa los cuerpos no están siendo velados, sino llevados a fosas comunes en donde son enterrados en funerales anónimos. La labor del gobierno por contener el ingreso de infectados del extranjero ha sido constante; están cerrados el Aeropuerto Monseñor Romero así como el Aeropuerto Militar de Ilopango, el Puerto de Acajutla, el de la Unión y a diario luchan por resguardar los puntos ciegos.
Los comentarios, rumores o fake news surgen de hechos fortuitos. La noche del 27 de marzo, el Ministerio de Salud sin previo aviso trasladó a algunos albergados de la Villa Olímpica en buses con rumbo desconocido, eso provocó que se agitarán las redes sociales y comenzó a especularse que habrían nuevos casos de infectados que el gobierno estaba ocultando; esa misma noche se filtró un supuesto comentario de un alto jefe militar, quien dió a conocer que el día sábado sería declarado cuarentena total, esto implica cero movilidad a cualquier hora del día lo que es igual a un "estado de sitio".
Por mi cuenta indagué sobre el hecho a algún conocido del Ministerio de Salud y del de Defensa confirmando no la fecha, pero si lo inminente del hecho; la información comenzó a circular por familiares, amigos y vecinos bajo el mote de confidencialidad. Al día siguiente muchos salvadoreños salimos para hacer un refil de provisiones, o sea, más pastas, enlatados, un poco de carne y agua embotellada; el ambiente caluroso sólo era sobrepasado por el temor a ser detenidos por un retén policial y por qué no decirlo, las autoridades como siempre abusando del poder y no teniendo el criterio para tratar cada caso. Ese día sacamos el vehículo para ir tras una nueva aventura, pero al momento de salir del pasaje se puso delante una patrulla policial; adiós calor, un sudor helado nos alcanzó y después de unos metros el agente nos hizo señal de sobrepasar, rápidamente atendí pero esperando que me dijera por qué no viajaba solo, al estar junto a la ventanilla con gesto de indiferencia me giró el rostro haciendo entender que prosiguiera. También los rumores nos vuelven prejuiciosos, el agente fue amable.
Los rumores son parte de cualquier realidad. El COVID-19 no es rumor.
Los rumores y el Coronavirus matan.
Así, un día más sobrevivendo al COVID-19.
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