El Covid-19 irrumpe en la vida de quién sea.
El temor es más fuerte que la pandemia.
Verdugo tumbó la puerta de Insensato sin ningún esfuerzo, lo halló tendido sobre sus trivialidades, sin detenerse ante el asombro Verdugo caminó hacia Insensato y lo rodeó con la mirada del depredador que está por saltar sobre la presa; lo llevó al borde de sus capacidades emocionales hasta casi asfixiarlo, Verdugo se rió resoplando entre sus labios toda su indiferencia. Miró a Insensato de pies a cabeza mientras Insensato buscaba encontrar un hilo de aire a sus pulmones. Verdugo sacó de un viejo bolso un extraño y místico mazo de cartas, mientras se movía al comedor, Insensato lo siguío de reojo, Verdugo tomó una silla y se sentó; Insensato sabía que estaba perdido y no hizo otra cosa que caminar movido por el pánico cómo condenado a la guillotina.
Insensato no pronunció una palabra y girando su rostro indicó a Insensato que se sentara frente a él; Insensato tomó la silla, le temblaban hasta los pensamientos, y esperando ser fulminado se sentó ante aquel detestable ser. Verdugo puso en el centro de la mesa el extraño mazo de figuras espectrales para que Insensato lo partiera, Insensato tomó el naipe y de inmediato vino el recuerdo de su padre jugando poker los sábados por la tarde en una habitación del Gran Hotel San Salvador, en algunas ocasiones con el ex derrocado y asesinado presidente nicaragüense Anastasio Somoza Debayle; se remontó al año 77 en donde hombres potentados y fuera de sí jugaban dinero, propiedades y hasta la mujer, si así lo requería la partida. Verdugo dejo caer su mano contundente sobre la mesa, Insensato con gran temblor pudo barajear el naipe lentamente mientras veía las figuras de las cartas, y dijo a Verdugo -¿Qué quiere hacer? ¡Vea, mateme ya! Deje de pendejadas; Insensato tiró las cartas sobre la mesa, Verdugo endureció su rostro mientras Insensato sentía que dejaba de respirar, - ¿Qué quiere ? dijo con voz tremula - carta alta ; y nuevamente le dió a escoger. Mientras mezcló el naipe vió que la mayoría eran números altos y recordó una frase que decía su Padre: "Si ya no hay nada que perder y no te podés retirar, apostá por lo menos probable talvez te sale bueno el tiro", entonces le dijo: - Juega la carta menor; aprobó con un gesto y repartió.
Estoy en la noche del día 17 de aislamiento por covid-19 , son las 11:47 pm y antes de ir a dormir respiro profundamente mientras tengo en mis manos la carta ganadora.
Está vez no pudo el Covid-19, aún no era mi momento; aún no.
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