...Salvó mi vida
El viento abrió mi puerta
a la imponente montaña
crecí en sus faldas
reí en sus laderas.
El tiempo del ascenso
despertó mi corazón,
fuí en camino seguro
por la ruta de la vida .
Al pasar los días
descendí a una viña
ella tomó mis soles
y yo bebí sus lunas.
Al regresar al camino lado Este
borrascoso, por dónde pocos transitan
camino del encuentro
entre el viento y la bruma.
Aprendí a guarecer
en la hendidura de la roca
a ser hierba, a ser águila,
viento potente y suave brisa.
Yendo al norte
encontré a mi amada estrella
imponente, gloriosa y la amé
al borde de las fuerzas.
Con otoños en el hombro
y con el alma ya sin fuerzas
divisé la última cumbre
dónde fluye la fuente de la vida.
Allí estaba imponente
el origen de los vientos
el agua cristalina y el rey de la vida
yo conquisté a la montaña y la montaña salvó mi vida.
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