Las más cristalinas lealtades siempre han florecido en las trincheras de mis adversarios;
los demás han sido hierba que crece, hojarasca que pronto desaparece,
calurosa brisa de noches de estrellas fugaces.
La esperanza también desleal victoria imaginaria; la visita forastera, visión borrosa de paisajes inalcanzables.
Ahora sentado en el extremo de mis superficialidades sigo admirando lo que no es y anhelando lo que se fue, sólo mis desvaríos serán siempre el puerto seguro de mis finitas eternidades.
El ahora acaba de partir; sólo el pasado es el estandarte de todas las lealtades.
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