A veces creemos que el tiempo lo cura todo, pero eso no es cierto.
Andando en la calle se sabe y mira cada cosa, al final, cada quien juzgue si es un ejercicio mental, alucinación o una confesión...
Escuché esta historia absurda de alguien por allí:
-Era una tarde noche lluviosa cómo hoy, - decía uno al otro.
-Ese día la niña salía tarde de estudiar, fuí por ella al instituto y la lleve a su casa, al regresar, en la entrada de los condominios estaban los Timón y Pumba del menudeo de la (María-Juana) de la zona sur de San Sivar, traté de evitarlos pero ya me habían marcado y me estaban esperando; pude haberme resistido pero sabía que verlos significaba fumar y fumar implica pedera, comida, bebidas y un lugar relativamente reservado en donde pasar la noche; le entramos con todo a los porros uno tras otro, más unas Coronas y un par de tragos chucos Del Cañal; las invitaciones nunca son de gratis, había que ir a hacer un mandado, no era la primera vez; siempre ese es el pago cuando no se paga. Cayó una nota de voz al celular de Timón y era de los que no cobran 2 veces.
Timón me dijo: -¿cómo estás loquillo para ir a dejar un billete? ¿te sentís para manejar o te vas con el mortero?
La mente de inmediato dictó a tomar agua; una botella trás otra y la tercera en la cabeza, - ¿cómo así? ¿a dónde viejo?
-Donde el sope, a la calle de Plata .
- ¿y con esta trabazón a qué hora vamos a llegar?, vámonos ya.
Pasamos a la gas por más agua y jalamos camino a San Sipango, Bulevar del Soldado; a todo esto aspirando pimienta negra para bajar de un talegaso el palidón, llegamos a San Morton y nos metimos en el retorno de la Calle de Plata para subir más abajo; a esa hora cualquier otra ruta Agua Fría, el centro de San Sipango o Ciudad Flaco; un suicidio.
Comenzó a llover más fuerte; Timón manejaba, Pumba atrás y yo adelante, en el segundo retorno saqué la pistola de debajo del asiento, sólo por salbeque; a donde íbamos están armados hasta los dientes, Pumba siempre es el de la escopeta que se guarda en el forro del techo del carro. Al meternos al pasaje vimos a alguien salir corriendo con algo en la mano, llevaba un revólver 22, se paró a unos 5 metros al lado izquierdo; saltó otro, al lado contrario ,el primero me apuntó, llovía fuerte, gritó algo y le dispare; el segundo corrió, no vi que traía en la mano, abrí la puerta y repetí; ambos quedaron allí. Retrocedimos y no era el lugar, nos equivocamos.
Los hechos continuaron, entregamos el dinero; más adelante, casi quemamos el vehículo en una discusión; pasamos a la casa de la niña, allí nos limpiamos y hoy veo caer los cuerpos; eran unos niños.
-Era una tarde noche lluviosa cómo hoy, - decía uno al otro.
-Ese día la niña salía tarde de estudiar, fuí por ella al instituto y la lleve a su casa, al regresar, en la entrada de los condominios estaban los Timón y Pumba del menudeo de la (María-Juana) de la zona sur de San Sivar, traté de evitarlos pero ya me habían marcado y me estaban esperando; pude haberme resistido pero sabía que verlos significaba fumar y fumar implica pedera, comida, bebidas y un lugar relativamente reservado en donde pasar la noche; le entramos con todo a los porros uno tras otro, más unas Coronas y un par de tragos chucos Del Cañal; las invitaciones nunca son de gratis, había que ir a hacer un mandado, no era la primera vez; siempre ese es el pago cuando no se paga. Cayó una nota de voz al celular de Timón y era de los que no cobran 2 veces.
Timón me dijo: -¿cómo estás loquillo para ir a dejar un billete? ¿te sentís para manejar o te vas con el mortero?
La mente de inmediato dictó a tomar agua; una botella trás otra y la tercera en la cabeza, - ¿cómo así? ¿a dónde viejo?
-Donde el sope, a la calle de Plata .
- ¿y con esta trabazón a qué hora vamos a llegar?, vámonos ya.
Pasamos a la gas por más agua y jalamos camino a San Sipango, Bulevar del Soldado; a todo esto aspirando pimienta negra para bajar de un talegaso el palidón, llegamos a San Morton y nos metimos en el retorno de la Calle de Plata para subir más abajo; a esa hora cualquier otra ruta Agua Fría, el centro de San Sipango o Ciudad Flaco; un suicidio.
Comenzó a llover más fuerte; Timón manejaba, Pumba atrás y yo adelante, en el segundo retorno saqué la pistola de debajo del asiento, sólo por salbeque; a donde íbamos están armados hasta los dientes, Pumba siempre es el de la escopeta que se guarda en el forro del techo del carro. Al meternos al pasaje vimos a alguien salir corriendo con algo en la mano, llevaba un revólver 22, se paró a unos 5 metros al lado izquierdo; saltó otro, al lado contrario ,el primero me apuntó, llovía fuerte, gritó algo y le dispare; el segundo corrió, no vi que traía en la mano, abrí la puerta y repetí; ambos quedaron allí. Retrocedimos y no era el lugar, nos equivocamos.
Los hechos continuaron, entregamos el dinero; más adelante, casi quemamos el vehículo en una discusión; pasamos a la casa de la niña, allí nos limpiamos y hoy veo caer los cuerpos; eran unos niños.
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