Me engendró, parió y amamantó el engaño,
Jugó conmigo, me tomó de la mano;
también me arrulló.
Me enseñó su abecedario, su ficción y gesticulación.
Me llevó por los senderos de la vida, me defendió, resguardó y también afiló sus dagas y en mis manos las entregó.
Trazó un camino paralelo al de los demás, me hizo un vencedor.
Crecí y me abrió una puerta; puso delante a la realidad y me mostró como vencerla, puso poder en mis manos y la vida de otros, el engaño me prosperó.
Los años pasaron; en algún momento me poseyó y de pronto me dejó. Hoy estoy frente a la realidad personal, hoy ya nada tiene mucho sentido.
La verdad es superior, la verdad siempre estuvo presente; me mira de frente y me pregunta si quiero caminar con ella: le dije que no .
¿Puedo titular algo tan grande como la vida? ¿Acaso puedo poner un tema sobre algo desconocido, incierto e incluso invisible? Menos lo puedo saber. Veo lo que está delante de mí, aunque tampoco lo entiendo. Veo cómo en ocasiones el dolor se apresura sobre mí para quedarse durante muchos días. Mientras que la felicidad apenas se asoma. ¿Qué puedo esperar cuando no hay nada que esperar? ¿Cómo puedo anhelar cuando no hay deseo? El deseo huyó lejos. Mientras tanto, veo mi sombra proyectada sobre una roca eterna. Quizá a esto le llamaré vida.
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