La mujer le dijo que lo amaba, él le contestó que se había perdido en el laberinto de sus pensamientos, sentimientos y emociones.
El fulanito quería unir con ambiciones las letras de otro y hacerlas suyas, el anciano le dijo que había puesto su vida en aquellas letras y en la medida que se vaciaba no vinieron más palabras para salir adelante; él escribió sabiendo que moriría, por tanto, éstas eran de quién las amara.
¿Qué habrá sido de los ojos que me vieron, los pensamientos que me cargaron y los labios que pronunciaron mi nombre?
El tepezcuintle cayó a unos 25 mts de dónde estaba, en esos días la muerte era descaradamente más honesta.
El peso de un arma aligera los nervios, - me dijo la Chelita, si no, no salgo; pidasela al mayor; vámonos así, vamos suficientes, le dije; todos llevamos "con que", - No joda Charlie, dijo: su vida es joder y yo estoy preñada. -Mejor quédese, le contesté, no me quiero quedar sola; su Tata va a ponerse a verga y le agarra de querer chirolonear a medio mundo. -Lléveme, no me deje aquí; además yo se qué hacer, hoy le hubiera dicho "Simón" el mayor grito desde dentro del pabellón; mejor pintense las uñas, al final la Silvita llevaba su cuete con un cargador a medias. No llegamos ni al Salvador del Mundo, era 11 de noviembre, íbamos al centro a pegar propaganda de la guerrilla. La Chelita le disparó a las sombras esa maldita noche.
¡Hoy pelean por donas, qué desgracia!
En esos días éramos invisibles, hoy somos imbéciles.
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