Queriendo no leer, me encontré con esta definición de política: Es la ciencia de la gobernación de un Estado o nación y también un arte de negociación para conciliar intereses. Una idea bastante indiferente pero a la vez práctica.
Me quedo con lo de arte, porque ciertamente se necesita ser artista para estar en política: unos como payasos callejeros mal pintados que te sacan los calcetines sin quitarte los zapatos, otros, los equilibristas caminando al borde de la corrupción y parafraseando un discurso de justicia y verdad; pero luego los dueños del drama, las quimeras de la novela, los que levantan la frente muy en alto mientras llevan entre las uñas de sus dedos la mugre de sus truhanerías, también los magos, genios del ilusionismo, que ven vida donde hay muerte, desarrollo donde hay miseria y declaman cifras e ideas que sólo otro demagogo entiende para justificar lo vacío de las arcas y así pedir más fondos y continuar con la jerga.
La función circense siempre está hasta el tope porque al pueblo le gustan los chistes políticos que cuentan los payasos que hacen política.
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