Por JTContreras
Después de un segundo café se acercaron repentinamente a la mesa la Verdad y la Mentira, con el fin de ofrecer sus servicios; el rostro de la Mentira me pareció cotidiano y hasta familiar, de carácter amable y muy buena presentación. También me llamó la atención el aire simple y contundente de la Verdad, todo él muy limpio aunque un poco desaliñado .La Verdad jaló una silla y pidió la palabra, la Mentira accedió cordialmente al pedido de la Verdad.
Con un tono cortante dijo: -Te ofrezco libertad- , inmediatamente se puso en pie, sonrió levemente y me miró a los ojos y casi entre dientes, se despidió. La Mentira soltó una carcajada desenfrenada y casi gritaba -¡ah que poquedad, mísera propuesta ! ; con su dedo comenzó a hacer garabatos ilegibles sobre la superficie de la mesa y con una mirada seductora, soltó estas palabras , - pide lo que quieras, tienes derecho a más-.
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Hemos perdido el conocimiento de la verdad, su peso y su valor; en algún momento, la falta de esfuerzo, la ruta fácil, el deseo desmedido nos engañó para creer que mintiendo, prevaleceríamos.
La experiencia inmediata de otros y la nuestra nos han demostrado una y otra vez que la mentira muere, se cansa, es descubierta y nos deja en el centro del escenario burlados y siendo la burla de todos .
También somos recordados por nuestro descaro e ingenuidad; pero el deseo es más fuerte que la conciencia y la razón . La verdad es eterna, sólida, segura e inagotable.
La mentira destruye a unos, a otros y a todos. La mentira es absurda, pobre, vacía y se enreda en las mentes que quieren ser arrulladas por ella, ignorando la amargura de sus mieles; pero y ¿a quién le importa?, tan solo existamos.
¡ Tus mentiras te destruirán !
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