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La batería que me regaló mi padre

Como todas las cosas de esta vida, las baterías para carro, tienen un tiempo de vida útil. En un vehículo liviano y de uso familiar, andará por los 18 a 24 meses, pero esto tiene que ver mucho con el uso, el cuidado y el mantenimiento que se le de, por lo que es recomendable que se revise cada 3 meses para lograr un mayor rendimiento. Este día llegó, la batería de mi carro llegó a su fin. Esto no tendría importancia si no fuera porque me la compro mi padre unos meses antes de morir. Ese día, en particular, nos dirijiamos a que le aplicarán una quimioterapia en el hospital oncológico del ISSS (Instituto Salvadoreño del Seguro Social) y al salir del tratamiento, el auto ya no encendió. Junto a un grupo de cuida carros, lo empujamos pero mi padre me dijo - Vamos a comprar una - yo le dije- no tengo dinero - a lo que mi padre respondió - Te voy a invitar a una. Este hecho fue el 4 de junio del año 2014. El 9 de octubre de ese mismo año mi padre falleció. Hoy 4 años con 4 meses y 18 días la batería que me regalo mi padre finalmente se terminó, fui con mi hijo mayor a comprar una nueva. Con mucha atención escuchaba cuando le comenté al vendedor la anécdota sobre la batería. El hombre con curiosidad tomó la batería y busco el sello o marca que cada batería tiene, y señala el día en que fue vendida. con gran asombro me dijo

- si aquí esta la fecha 04/06/14-.

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¿Puedo titular algo tan grande como la vida? ¿Acaso puedo poner un tema sobre algo desconocido, incierto e incluso invisible? Menos lo puedo saber. Veo lo que está delante de mí, aunque tampoco lo entiendo. Veo cómo en ocasiones el dolor se apresura sobre mí para quedarse durante muchos días. Mientras que la felicidad apenas se asoma. ¿Qué puedo esperar cuando no hay nada que esperar? ¿Cómo puedo anhelar cuando no hay deseo? El deseo huyó lejos. Mientras tanto, veo mi sombra proyectada sobre una roca eterna. Quizá a esto le llamaré vida.

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